DESCANSO EN KIOTO
- hengnaojisan
- 22 nov 2020
- 3 Min. de lectura
29/5/2019
Las trece horas de descanso me dejaron como nuevo, listo para una nueva caminata. Sin embargo seguía lloviendo, por lo que dediqué el día a relajarme paseando por la zona de Shijo-Kawaramachi. Esta zona, intersección de la Calle Shijo con Kawaramachi, puede considerarse el centro de Kioto, desde un punto de vista geográfico y comercial. Allí están todas las tiendas, repartidas entre las arquerías de ambas calles, y las galerías comerciales de Shinkyogoku y Teramachi. Kiyamachi-dori, una calle con canal paralela al río Kamo, es la zona nocturna. Es el lugar al que ir para tomar unas copas o pasar la noche bailando en los clubs, si eso es lo que te gusta. Yo soy de los que prefiere deslizarse en pequeños bares escondidos, donde los locales, desinhibidos por el alcohol, no dudarán en entablar conversación contigo. Cientos de bares se concentran en Kiyamachi-dori y toda una red de callejuelas adyacentes. Mis dos bares más frecuentados son el rock bar Ing y el café-bar Jazz in Rokudenashi. Ambos están regentados por carismáticos japoneses; el primero, amante del rock occidental (no esperes oir una canción japonesa en su local) nunca olvida tus gustos musicales, y pincha tus canciones favoritas cada vez que entras en el local; el segundo, baterista de jazz y rock, trabajó en la década de los 70 como productor en películas del cineasta Koji Wakamatsu.
Los soportales en cada acera de Shijo-dori y Kawaramachi, y las galerías cubiertas de Teramachi, Shinkyoguku y Sanjo-dori, convierten la zona en un refugio perfecto para los días de lluvia.
Cuando salí del Cat’s ya era buena hora para comer. Como llovía, olvidé mi programado picnic junto al río y dejé que la tentación me guiase hasta el buffé de pizza Shakey’s, una franquicia de pizzas y pasta al estilo americano que ofrece el “todo lo que puedas comer” más barato de Japón. Las once horas del día anterior habían abierto mi apetito hasta el punto que batí mi récord de porciones de pizza.
Con el estómago lleno, pasee tranquilamente por la zona, disfrutando el repiqueteo de la lluvia sobre los tejados de las galerías. Entré en el centro comercial Mina, donde están las tiendas de ropa Unqlo y Gu. No compro nada, pero me gusta ver las camisetas frikis. También fui al Book off, una tienda de segunda mano que vende libros, manga, películas, merchandising y, algunas de ellas, ropa. El mercado de segunda mano en Japón es espectacular, desde que lo descubrí casi no he vuelto a comprar una prenda de ropa nueva. Los japoneses son muy cuidadosos con todo, así que en este tipo de tiendas se encuentran productos en bastante buen estado.
Siempre que como en un buffé libre me salto la cena conscientemente. La incluyo en el almuerzo. No es sano, pero es una buena forma de ahorrar. En lugar de cenar me tomé un café en el St. Marc Café de Shijo-dori, mi tienda favorita de la franquicia, justo junto a la embocadura de Shinkyogoku. En la última planta tienen cómodos sillones en los que me he quedado dormido más de una vez. Sentándote en el mostrador frente al ventanal, puedes ver el trasiego comercial de Shijo-dori. Me tomé mi café muy lentamente, leyéndome un manga. Tenía que hacer tiempo hasta las once para entrar en el manga-kissa donde dormiría esa noche.
Para cambiar, decidí dormir en el Space Create. Este se encuentra en el entorno de Teramachi, encima del Karaoke Rainbow, donde pasé noches divertidísimas con mis compañeros de la academia de japonés. Aquí los paquetes nocturnos ofrecen menor tiempo que el Cat’s, puedes elegir entre seis u ocho horas. Esta es la razón por la que entro tan tarde, para no salir demasiado temprano. Entrando a las 11, con el pack de seis horas saldría a las 5, buena hora para dirigirme hacia el lago Biwa. El precio casi alcanzaba los 2000 yenes por 8 horas, 1700 por 6; un poco caro para lo que ofrece. Incluye barra libre de bebidas dulzonas y soft cream. Al menos habían renovado los cubículos, que eran bastante más amplios que la última vez que me alojé.
Según la información meteorológica, el día siguiente estaría soleado. Perfecto para mi ruta hacia el lago Biwa.
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